LA IMPORTANCIA DEL TEST DE APGAR

 Entrada hacia la historia del Test de Apgar


Virginia Apgar, que murió en 1974, sigue prestando «su mirada» a todos los niños que nacen en cualquier maternidad del mundo. Su método es muy sencillo y es lo primero que aprende un residente de pediatria cuando empieza a atender a recién nacidos en la sala de partos.

En la década de los 30 del siglo XX, en EEUU la mayoría de partos eran hospitalarios. A pesar de ello, la mortalidad infantil era superior a la de Europa, donde el parto tenía lugar sobre todo en casa. La Dra. Apgar se dio cuenta de que la mayoría de niños morían por falta de oxígeno (anoxia) y detectó que esto era fundamentalmente debido a 3 situaciones: la anestesia materna (que sedaba también al niño), la falta de formación del médico que atendía al recién nacido (a menudo un residente novato) y la ausencia de consenso sobre lo «normal» en el recién nacido.

Conocer el estado del feto antes del nacimiento era muy difícil, no existían los monitores fetales, pero en el momento de nacer los problemas eran evidentes a la simple observación clínica. Y esta obviedad interesaba mucho a Apgar que consiguió que los residentes de anestesia de su hospital, el Presbytheryan de Nueva York empezaran a hacer rotaciones obligatorias en obstetricia. A los niños que no respiraban, que estaban pálidos, que tenían bradicardia, que no estaban activos, se les aplicaban las técnicas de resucitación cardiopulmonar adecuadas (RCP).

En una ocasión, un residente preguntó a Apgar: “¿cómo podemos hacer una valoración rápida de la situación del recién nacido?”. Apgar cogió un trozo de papel y le respondió: “Fácil, hazlo así, valora estos parámetros: frecuencia cardíaca, respiración, tono muscular o actividad, reflejo de respuesta a la estimulación, color.”







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